martes, 12 de enero de 2016

CÓNYUGE

Tengo la impresión de que nunca he visto escrita de forma errónea esta palabra en la prensa; sin embargo, en los medios de comunicación hablados y en el habla cotidiana es muy común oírla mal empleada. En muchas ocasiones he escuchado "cónyugue", lo que transcrito fonéticamente queda como ['konʤ̑uɣe], en lugar del correcto "cónyuge" y su respectiva transcripción ['konʤ̑uxe]. 

Es posible que este mal uso de la palabra se deba a que el hablante realizaría una conexión a priori con el adjetivo "conyugal", por lo que pensaría que se debe utilizar el fonema [ɣ] (velar, fricativo y sonoro), en lugar del fonema [x] (velar, fricativo y áfono).

domingo, 1 de noviembre de 2015

Pachorra

Se me revuelve el estómago cada vez que veo una transmisión deportiva (específicamente futbolística) y los relatores y comentaristas chilenos utilizan la palabra pachorra para referirse a características aguerridas, arrogantes, enérgicas o de gran desplante de equipos y selecciones varias, especialmente de los rioplatenses; sin embargo, si miramos la RAE, sabremos que este sustantivo femenino significa lo contrario, es decir, flema, tardanza o indolencia.

Me pregunto cuáles fueron las razones -si es que las hay- para que se le otorgara ese sentido en Chile, y si fueron estos relatores y comentaristas quienes dieron este significado o si lo copiaron de algún lado; aunque debe aclararse algo: si hubo copia, no se miró ni a argentino ni a uruguayos.

Parece ser que el resto de países americanos de habla hispana respeta el significado que se le da en España y Portugal (lentitud, flema, calma, paciencia). En Argentina y Uruguay -¡qué irónico!- quiere decir desgano, extrema lentitud y desinterés en el obrar, incluso en Argentina existe una marca de yogur que hace alusión a este término, y en Uruguay, en un lugar para descansar, hay dos cabañas llamadas La Fiaca y La Pachorra; en Perú, significa desprecio e indiferencia; en Nicaragua, empleado como verbo quiere decir haraganear; en México, lentitud; en Colombia, Cuba y Panamá, lentitud e indolencia (también se usa pachocha).

Así que les digo, como ya se ha manifestado en otras oportunidades, no se fíe de lo que dicen en la televisión.





Fuente: 1, 2, 3, 4, 5 y 6

martes, 27 de octubre de 2015

"Hace tiempo atrás"

En muchos casos, la norma lingüística dicta una cosa, pero en el habla cotidiana se hace otra; por lo mismo, no es extraño que se presenten situaciones como la expresada en el título de esta entrada. A simple vista, no hay nada en la frase hace tiempo atrás que llame la atención, sin embargo, al mirar más allá es posible darse cuenta de que se incurre en lo que conocemos como pleonasmo. 

Una de las razones por las que usamos términos que representan algo similar, es debido a querer aclarar más de la cuenta alguna idea; en otras palabras, la persona cree que esta no estará completa o no se entenderá si no le agrega ese elemento que resulta innecesario que representa lo ya expresado. 

En esta construcción, hace (hacer), al  usarse con un complemento temporal (dos años, un mes, etc.) ya implica la idea de pasado, por lo tanto, al agregar el adverbio atrás lo único que se logra es ir en contra de la economía del lenguaje, cayendo en la redundancia.

Por lo expuesto anteriormente, se recomienda el empleo de alguna de estas dos frases por separado:
  1. Hace dos años
  2. Dos años atrás
En lugar de: 
  • Hace dos años atrás X


lunes, 26 de octubre de 2015

¿Hubo o hubieron?

Es frecuente escuchar en la radio o en la televisión,  incluso hacia y en la universidad, la confusión que existe con estas dos palabras: se suele emplear hubieron cuando se quiere denotar la presencia o existencia de personas o cosas; sin embargo, en estos casos el verbo haber se usa en forma impersonal, por lo tanto, se debe construir siempre en tercera persona del singular.

Ejemplo: Hubieron muchas notas rojas en la prueba. Incorrecto
                Hubo muchas notas rojas en la prueba. Correcto

                Hubieron muchos compañeros con nota roja. Incorrecto
                Hubo muchos compañeros con nota roja. Correcto

Se emplea correctamente la forma verbal hubieron en dos casos específicos:

  • cuando corresponde a la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple, utilizando la perífrasis verbal hubieron de + infinitivo. Demuestra obligación o necesidad y equivale a tener que.
Ejemplo: Los futbolistas hubieron de recorrer muchos países antes de clasificar a la Copa del Mundo.


  • cuando corresponde a la tercera persona del plural del pretérito anterior (tiempo compuesto), utilizando la forma verbal hubieron + participio
Ejemplo: Tan pronto hubieron terminado, se marcharon a sus hogares.

Fuente: RAE

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Tener que tener?

¿Es usted de los que dice "tener que tener"? Lo más probable es que así sea, pues son muchas las personas que, independiente de su nivel socioeconómico o educativo, lo hacen. Con esto no estoy intentando decir que hacer uso de esa forma esté mal o no, sin embargo, ¿no les parece extraño o redundante decir, por ejemplo, "tienes que tener buena disposición"?

Parece ser que esta perífrasis verbal no suena ni se ve bien; tal vez sea por usar en una misma frase, que sólo tiene dos formas verbales, el mismo verbo. Tal vez sería más adecuado usar la perífrasis "deber tener", lo que retomando el ejemplo anterior quedaría como "debes tener buena disposición".

¿Qué les parece a ustedes, queridos lectores? ¿Será sólo una idea inconexa o tendrá algo de acertado? Espero sus opiniones.

PS: En la página WordReference dan una respuesta al respecto, aunque a mí me sigue pareciendo raro.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Aproveche la oportunidad...


para leer un diccionario.

Día. Hiato.
Impecable. Secuencia "-mp-".
Inyección. Palabra terminada con sufijo "-ción". Familia de palabras que presenta secuencia "-ct-" (traductor). 
Neumáticos. Palabra esdrújula.

Literatura y cine

No son pocas las oportunidades en que el cine se sirve de la literatura y viceversa, por el contrario, existen muchísimos casos en que esta interacción y, por qué no decirlo, simbiosis nos ha entregado grandes adaptaciones de libros al séptimo arte, y también libros que dan una vuelta de tuerca a alguna película o que, en base a la intertextualidad, los personajes hablan de éstas en sus historias.

Es acertado decir que desde hace muchos años los grandes estudios cinematográficos están inmersos en un gran charco de falta de creatividad, en la que abundan las segundas partes, trilogías, spin-off, remakes, etc.; esta es una de las principales razones por las que los productores volcaron -y siguen volcando- su mirada hacia los grandes best sellers u otras novelas o relatos de culto.

Grandes directores de la historia del cine han adaptado a no menos connotados autores de literatura popular o canónica: por un lado, tenemos a Stanley Kubrick, francis Ford Coppola, Peter Jackson, Ridley Scott, Steven Spielberg, Kenneth Branagh, entre otros; mientras que entre los autores se encuentran Stephen King, Mario Puzo, G.G. Márquez, Philip K. Dick, William Shakespeare, H. G. Wells y otros tantos.

En una próxima entrada hablaré específicamente de las obras adaptadas, de los puntos en común, de las diferencias y de las opiniones de los autores -los que pudieron ver su obra llevada al cine-.




lunes, 1 de diciembre de 2014

¡Lee!

Si quieres ser un tipo tan cool como alguno de los que aparece en la siguiente viñeta, haz como ellos y, sin importar si eres villano, héroe o creador de estos, lee.


Vía Demet Comics.